Llevo ya unos días dando vueltas a una realidad a la que nos estamos enfrentando en España.
En una charla de presentación de calderas de biomasa se expuso un ejemplo donde en una empresa dedicada a invernaderos gastaba en el año 2007 ya sobre los 150.000 euros anuales en concepto de combustible gasóleo para las calderas que se empleaban para dar calor a los invernaderos.
Ese montante de gasto empezaba a ser inasumible al empresario y tomó la decisión de reformar de manera íntegra los equipos de generación a unos nuevos equipos que emplearían combustible biomasa y más concretamente cáscara de almendra.
Pues bien el primer año este empresario pasó a gastar no más de 60.000 euros anuales, con lo que el ahorro mínimo conseguido fue de 90.000 euros, siendo el montante de más de 120.000 en 2.010 por la subida del petróleo.
En la misma charla se hicieron comentariso por parte de los asistentes de «que estábamos volviendo para atrás» técnicamente a lo que yo expuse la siguiente conclusión:
- La inversión de la reforma con esos ahorros se producirán en menos de 6 años.
- El mantenimiento de las nuevas calderas es mucho mayor, pero aún así con los ahorros obtenidos se podría tener media jornada a un trabajador simplemente vigilando y limpiando las calderas de biomasa.
- El coste de combustible es un gasto que revierte a la sociedad española de manera que se cumplen tres reglas de sostenibilidad
- Sostenibilidad social: zonas rurales normalmente deprimidas ahora tienen una nueva forma de generar ingresos económicos.
- Sostenibilidad ambiental: con las nuevas necesidades de biomasa se está procediendo a la limpieza de montes, aprovechamiento de residuos forestales y agrícolas, reduciendo así los riesgos de incendios. Además se considera que el CO2 que se produce en la quema es el mismo que anteriormente se absorbió de la atmósfera por lo que es un combustible 0 emisiones
- Sostenibilidad económica: el proceso de preparación de la biomasa para usarla de manera provechosa debe ser tratada y crea puestos de trabajo y riqueza que se quedan en el país sin tener que depender de países exportadores de petróleo.
Por todas estas razones y sabiendo que el combustible es más agresivo con las calderas, que requiere más mantenimiento, pero que en contraprestación mejora nuestro balance energético y además es un producto que económicamente beneficia al país, creo que la biomasa es el nuevo «oro negro» de nuestro país y tenemos que explotarlo y administrarlo de manera eficaz, esperando que nos traiga prosperidad en los años venideros.